miércoles, 30 de julio de 2014

El cabreo comprensible tras una muerte absurda por trasplante.

Hoy colgué en el blog un comentario que posiblemente sea de María de los Ángeles Menéndez Celaya, viuda de José Álvarez, vecina de un pueblo asturiano al que tengo un cariño especial porque fue donde mi amigo Pedro, también trasplantado de páncreas y de riñón, vivió de chico: Tineo.
José, marido de la señora que hizo el comentario, murió después de ser trasplantado de hígado.

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Imagen: José Álvarez Arias.
En 2.011 se publicó un titular como poco "curiosín", como dirían en la tierra de José: 

Cuando un paciente lee algo sobre algún "récord" en asuntos de gerencia sanitaria, debería ponerse en alerta porque la Medicina no se hizo para ganar premios, ni carreras, sino para mejorar el estado de quien padece una enfermedad. Las prisas en Salud no sirven más que para acumular errores. Y mire usted por dónde, gracias a un comentario anónimo, supimos que también en este tema del Principado había una cara be que le costó la vida al marido de Ángeles (que seguro que allí la llaman Gelines, como a mi tía).

Según la autora de los comentarios que nos fue enviando, que como digo supongo que es la propia Ángeles, el cirujano que intervino a su marido cometió una terrible negligencia médica, porque, por eso de los récords, le injertó un hígado que no estaba ni para las rebajas de los outlets; y esa birria de órgano en mal estado le costó la vida a su marido. 


Si hay publicado algo sobre el el resultado de la demanda que les plantó Ángeles Menéndez a los responsables del fallecimiento de su marido, yo no lo he llegado a ver. Sólo sé lo que nos ha comentado en la entrada.

Por supuesto que todos los profesionales médicos merecen nuestro respeto, pero todo tiene un límite.

El mundo de los trasplantes es un misterio para muchos. Si hay o no comisiones por trasplante realizado, no tengo ni idea. Pero sólo me queda poder reflexionar sobre los porqués. ¿Por qué hay que hablar en prensa de que en este sitio, o en otro cualquiera, se trasplanta más que en otro?, ¿acaso eso significa que se cumplen objetivos, o es solo un acto de autobombo, de publicidad? Y si el SNS es uno, ¿de qué sirve esta competencia entre Comunidades Autónomas, o peor aún, entre hospitales de una misma Comunidad?

Más calidad y menos cantidad es lo que los pacientes queremos. Y cuando coinciden ambos items, perfecto, pero para poder decir que coinciden hay que ver resultados dentro de nosotros, los pacientes. Y eso requiere tiempo, tiempo que los gerentes que dirigen hoy algo no les interesa, porque cuando se compruebe el éxito de su estrategia, posiblemente ese mismo gerente ya esté defenestrado políticamente. 

Esto del éxito en trasplantes se debería medir en años de supervivencia de los que hemos sido trasplantados, en años de supervivencia reales de los órganos injertados, y en la calidad de vida de esos años; solo así nosotros, a los que se nos interviene, podríamos decidir antes de ser intervenidos. Y solo así, los que gestionan las intervenciones, podrían ver en sus malditas estadísticas si ahorran o no realizando estos trasplantes. 

Ya está bien de pensar en solidaridad cuando nos operan. Las peras, al cuarto. Se trasplantan riñones porque es más barato a corto plazo que dializar. Veremos a ver si se mantienen las mismas cifras de intervenciones cuando salgamos más caros porque vivamos más de lo que costamos. No hablo en broma. Es así. 

Al doctor Ignacio González Pinto hay que agradecerle todos sus éxitos en quirófano. Sus éxitos con supervivencia.

A María de los Ángeles Menéndez Celaya, viuda de José Álvarez, víctima de un error, le doy de nuevo el pésame. Si hubiera muchas como ella, lo de firmar hígados no se vería jamás, ni tampoco lo de confundir un hígado con una fabada.







Beatriz González Villegas.





La espera regional para el trasplante de hígado, en Asturias, es de 50 días, la más corta de España.  http://www.lne.es/sociedad-cultura/2011/02/18/espera-regional-trasplante-higado-50-dias-tercio-media-nacional/1035282.html
Reclaman 194.000 euros por la muerte de un hombre tras un trasplante de hígado en el Hospital Central http://www.lne.es/sociedad-cultura/2010/04/28/reclaman-194000-euros-muerte-hombre-trasplante-higado-hospital-central/907282.html
El Hospital Central suspende un trasplante de hígado por falta de enfermeras http://www.tablonenblanco.com/smf/index.php?topic=7031.5;wap2

Cirujano británico habría dejado su firma en un hígado http://atp-pancreas.blogspot.com.es/2013/12/cirujano-britanico-habria-dejado-su.html

viernes, 11 de julio de 2014

La crónica friki de un ingreso cojonudo por rechazo renal.

He entrado al facebook, y he leído que algunos amigos me han preguntado qué tal me fue el ingreso por el que pasado estos últimos días. ¡Madre del Amor Hermoso!

Llegué a consulta de Nefro el viernes pasado, después de ir a la de Endocrinología en el Hospital Civil, tal y como estaba programado desde hacía tiempo. En Málaga tenemos el Hospital Regional Universitario Carlos Haya, que es un cóctel de por lo menos tres hospitales, que están distribuidos en distintos puntos de Málaga capital como cuetan los que saben.
ImagenProfesionales que trabajan en la unidad de diabetes del servicio de endocrinología del Hospital Regional Carlos Haya. ::SUR
Estuve en Endo. Todo bien. Hasta vi a la Dra. Soledad Ruíz de Adana, que para mí es mi estrella. Se marchaba porque se iba de vacaciones dejando a un equipo extraordinario a cargo. Y como decía, al llegar a Nefro, y pasar mi papel de cita a la administrativa, apareció al poco tiempo mi médica, que como es bien alta, tiene una voz de bajo que retumba; y delante de todos soltó mi nombre, con cara de mala leche; tras eso, un "tenemos que hablar". Ufff, aquello me olió a chamusquina, porque es lo que dicen las novias a los novios cuando quieren bronca.
Me levanté de un salto de la silla ésa de hierro (o de otro metal, o qué sé yo) que han puesto en la sala de espera, que más bien serviría de "romperriñones" en una sala de tortura de Juego de Tronos; y cuando estuve frente a ella, y delante de todos, que se habían quedado "pasmaos", expectantes, me escupió un "llevamos esperánlola desde las nueve de la mañana, con una cama reservada para biopsiarle el riñón".

Mal empezamos, pensé. ¡Mecachis! Encima tengo ese defecto, que cuando me tortean no pongo la otra mejilla. Así que me salió de dentro responderle en su mismo idioma con un "de momento no tengo telepatía, y si no me avisan, no sé a qué hora he de acudir a mis citas". Y ahí empezó la discusión más estúpida que jamás he vivido dentro de un centro sanitario.

Que si su jefe -con el que tuve que hablar días atrás rogándole una solución a lo de la biopsia por rechazo, y pedirle que "si estaban tan hartos de mí" yo misma solicitaría acogerme a mi derecho de Libre Elección de Especialista y Centro, y pedir que me atendieran en Sevilla, y así no se iban a sentir nunca más jodidos jorobados por mi menda; y él, el jefe, al que encima aprecio porque me ha demostrado en otras ocasiones que es un hombre que se preocupa por sus pacientes, venga conque "no, que no, que aquí es donde estamos habituados a tratar a pacientes como usted" (cuando dijo "como usted", imagino que se refería a mi condición de doble trasplantada de páncreas y de riñón, y no a mi calidad de protestona)-, su jefe, como decía, me había dicho según ella lo de las nueve. Que tenía que estar allí a las nueve. Y yo que no, que lo que él me dijo es que fuera a mi cita como siempre, y luego ya me ingresaban,... y todo esto con público delante. Que digo yo que de qué sirve lo de la intimidad, o privacidad del paciente, y esas cosas tan bonitas que se publican, que al parecer se cumplen solo en las mentes felices de los "fumaos" de maría.

Lo que pasó después dentro de la consulta fue más un tercer grado, sometiéndome a presión, buscando tal vez que me derrumbara y le pidiera perdón, cosa que no sé si haré algún día, cuando vea la luz; Ella, negando todo lo que yo le recordé que dijo el mes anterior (en la cita del 23 de mayo del 2014) cuando me diagnosticó el rechazo, repetía una eterna letanía, "qué fuerte, qué fuerte" entre dientes, negando todas mis palabras. Los cojones.
En mayo, y con voz dulce de caramelo, casi en un susurro, dijo que tenía los anticuerpos al 95%, y que aquello era rechazo. Que me tendrían que biopsiar el riñón. Que esa misma tarde no me tomara el Sintrón, y me pinchara heparina. Cuando le pregunté quién me prescribiría la heparina (que ahora resulta que cuesta carilla, aproximdamente 130 € la caja, según me han ido informando en distintas farmacias), ¡zas! ¡fin de las prisas! "Bueno, eso ya en Sevilla".

Y sí, es verdad lo que ella recordó, que le dije que vale, en Sevilla, porque aquel día era viernes, veintitrés de mayo, como ya recalqué; y el lunes siguiente tenía mi cita sintronera. Ahí es donde te miden el INR, y si tienes que pasar a otro potingue, ellos, los hematólogos, (o en mi caso, el enfermero que lleva la consulta de los anticoagulados, que acabó enviándome a Valme, porque... en fin...) deciden qué cantidades, y qué mandarte que tomes, o te pinches, y lo hacen sin que llore ningún gestor.

En ese momento, en lugar de empezar a investigar cuánto cuesta la heparina, y poner en tela de juicio lo que estaba oyendo, en lugar de sospechar las razones por las que se acabaron las prisas, preferí obedecer. Sí. Obedecer como borrega. O como paciente que prefiere confiar en su especialista.

Obedecí hasta que salí del hospital, y empecé a rumiar toda aquellamierda incongruencia; Entonces empecé a llamar a los responsables españoles de nosotros, los trasplantados de páncreas, porque sigo sin entender por qué no se nos trata a todos igual, por qué hay que cargarle a la zona sanitaria donde vivo los gastos de mis medicamentos, si -¡coño!- la factura final la paga el Estado, no una comunidad Autónoma, no una provincia, ni un hospital determinado, y no otro. Sale de las arcas que se llenan con los impuestos de todos: de vosotros, de nosotros...

Resultado: ingreso desde el viernes hasta el lunes. Luego dirán que una cama ocupada cuesta un potosí. Mientras dicutíamos "usted me dijo", "qué fuerte, qué fuerte, yo no le dije", me espetó un "¿dónde está tu marido", como si para ser enfermos tuviéramos que llevar acompañante por obligación, un acompañante que le sirviera de testigo a ella, claro. Le respondí "trabajando", ya llena de rabia; y en cuanto comentó que haría falta un testigo, acostumbrada como está a que no lleve más testigo que mis bragas, le pregunté

- ¿Quiere un testigo?

Me levanté, pasé por la oficina de las administrativas, salí a la sala de espera, y desde la puerta, y en voz bien alta, porque allí todos estaban con las orejas bien tiesas, atentos a lo que pasaba dentro, me dirigí a mi hermana* con un "entra, que quiere un testigo". Y ya dentro, como digo y reconozco, cabreada, y en plan sarcástico, le solicité entonces que trajera ella otro testigo, uno médico. No sé cuál de las dos seguía más al pie de la letra eso de "No quieres caldo; pues toma tres tazas".

Al grano: en lugar de marchar a mi casa a 250 km de ese hospital, y volver el lunes aunque fuera a las seis de la mañana, delante de los dos increibles testigos comentó que no me dejaba ir porque ¡a saber qué diría nada más salir de la consulta! Vamos, de película, como si los pacientes fuéramos reclusos que al entrar en planta por ingreso se les requisaran móviles, ordenadores, o las prótesis de la pata de palo donde pudiéramos llevar una radio que nos conectase con la CIA... La excusa para dejarme allí cinco días es que así tenía asegurada la cama el lunes, cuando llegasen los equipos de biopsia. Cama, aunque apareciera supermán, el equipo A, o la fuerza de la marabunta.
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Lo bueno es que han sido cinco días fantásticos, en una habitación de tres camas, con dos compañeras geniales, con las que he compartido chistes, anécdotas, y hasta historias de terror. Más. Con un personal, tanto sanitario como no sanitario, que no puede ser mejor de lo bueno que es, sin malos rollos, sin mala follá, y solo puedo hablar bien de todo lo vivido. Lo que me digan sobre el riñón cuando llegue el informe dentro de tres o cuatro semanas ahora no me importa ni un comino. Ya todo va a ir mejor de como ha ido hasta ahora. Es lo bueno de pringarse en lodo. Tras eso, todo sabe a dulce.

A mis amigos virtuales del Facebook solo les puedo decir gracias por acompañarme en ese sitio. Gracias de corazón. Como a todos los que se acercan al blog. Esto es verídico. La Ciencia ficción habrá que buscarla en las noticias que (y vamos a hablar en plata) bien que se paga en los medios para que salgan rositas rositas rositas.




*Pobre de mi hermana. Para una vez que me acompaña a consulta, se ve obligada a vivir una escena sainete.
Sí, todo esto puede sonar a chulería de  un paciente harto; sonar, puede sonar, sí. Pero cuando con testigos se me pedía que entendiera que en consulta los profesionales sufren mucho estrés, tuve que recordar que como paciente que espera no perder su riñón trasplantado también sufro estrés, y que en esto casi soy profesional. No en estresarme, que también, sino en vivir con una enfermedad, y tener como obligación contarlo, que, al fin y al cabo, es hoy mi trabajo. Porque estas historias no deberían repetirse nunca. Ningún otro médico debiera pasar por esto, ni ningún enfermo.

Beatriz González Villegas.

jueves, 10 de julio de 2014

Para la diabetes no hay curas milagrosas.

Para la diabetes no hay curas milagrosas. No lo digo yo, lo decían nuestros especialistas en Endocrinología en el XXIV Congreso Nacional de la Sociedad Española de Diabetes que se celebró en Sevilla, en abril de 2013. Ni se cura aún, ni se logra hacerlo con una operación: ni con cirugía bariátrica, ni con trasplante. Con ambas historias se trata. No se logra dejar de ser diabético definitivamente. 

Estoy trasplantada. No necesito insulina desde el trasplante. Pero tengo diabetes tratada con un tratamiento de trasplante renopancreático, y soy insulinoindependiente. Dicho así puede sonar a chino. Traducido, es que tengo  el azúcar controlada, y mi tratamiento ahora no es a base de insulina, sino a base de mantener vivo dentro de mi cuerpo el páncreas que me donaron. Ese páncreas me da la insulina que necesito según lo que coma o haga, y, de momento, no necesito insulina pinchada para sobrevivir. Pero sigo siendo diabética, digan lo que digan algunos nefrólogos que para vendernos la moto del trasplante de páncreas nos sueltan la milonga de que, tras las 9 horas de quirófano con las tripas abiertas, dejamos de ser diabéticos. Pero la razón para la que larguen eso es de índole de gestión sanitaria y económica, y tiene mandanga.

Hoy quiero contar lo que suelo ver últimamente con más asiduidad, y que me molesta bastante. Me refiero a esos que publican y promueven la cura definitiva y maravillosa de esta enfermedad, bien a base de yerbas, bien con soluciones mágicas, que cuestan al final un huevo*.

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Hoy descubrí que un tal Williams habían hecho un comentario en una entrada. Ese Williams, para mí que no es más que un spam; vamos, que es más vírico que el que causa el dichoso ébola. Decía lo siguiente:

"Me gustaría informarles el gran éxito que he tenido con mi Diabetes de Tipo II. Luego de un mes de haber leído este libro, me las arreglé para reducir mi dosis de medicamentos entre el 50 y el 80%. Mis niveles de azúcar en sangre solían estar por encima de 200 y 300.
Ahora están en 100 y por debajo de 100. Como extra he perdido 8 kilos. Estoy camino a una vida libre de diabetes y más feliz que nunca.
Nunca podré agradecerle lo suficiente por darme una nueva vida gracias a este libro que me curo de la diabetes.
Descarga el libro aquí", y aquí venía una dirección de alguna página que vaya usted a saber qué contenía.


Bien, seamos candycandy. El hombre ha encontrado un libro, lo ha leído, ha seguido sus consejos, ha perdido 8 kilos y ha mejorado sus glucemias. ¡Supercalifragilisticoespialidosamente fantástico!, ¡divino de la muerte!, ¡ay, omá!

- ¿Posible?
- Por supuesto.

Hasta aquí, sí. Pero eso se consigue siguiendo los consejos de cualquier endocrino que se precie, de la doctora Paloma en La Báscula de Canal Sur, de lo que ponen en la página de la Asociación Americana de Diabetes, la Valenciana, o de cualquier otra que no dedique su tiempo a hacer espiritismo, sino a informar y formar a los compañeros, con el objetivo de mejorar sus vidas, la de quien publica, y la de quienes se asocian. 

¿Libros mágicos? ¡Já, ni en el cuento de Blancanieves! Ni libros sagrados, ni alpistes, ni ungüentos, ni ortigas, ni pollas en vinagre gallinas pequeñas en ácido acético te eliminarán la diabetes per saecula saeculorum, para siempre jamás.

Así que lo siento Williams de la vida. Nací en el lado oscuro, y no me creo ni lo que dice mi sombra. Del comentario que dejaste, lo importante es presentarnos un libro, ¡ja! Y este blog no es para dar publicidad a ninguna empresa que venda milagritos caros para crédulos con pelas, o ingenuos desesperados, capaces de vender a su madre con tal de encontrar el Santo Grial del azúcar. Hoy por hoy lo que hay es lo que hay. Y si quieres que confiemos en esa biblia tuya que es el santa sanctorum de la diabetes, ¡coño, dinos cómo se llama! No vaya a ser como el dios de aquellos, que por no fastidiarlo no podían decir ni su nombre, no fuera que les cayera un rayo, y les partiera a cachitos, que es como nos va partiendo esta asquerosa enfermedad a nosotros realmente. Es crudo, claro. Pero la vida es dura.

Hale, hijo, un abrazo, y a otro sitio a tomar el pelo a quien lo quiera. Fíjate si hay gente que se deja tomar el pelo, que el planeta está lleno de calvos.




*Cuando decimos aquí que algo cuesta un huevo nos referimos a que es tan caro como si vendieramos esa parte tan imprescindible para el hombre. Vamos, a que sale muy caro. Una niña bien, de las de melenita rubia y con pendientes de perlas en las orejas, habría escrito "bien con soluciones mágicas, que resultan verdaderamente costosas". Pero si me váis conociendo sabéis ya que soy otra cosa escribiendo.

Bea, la de la bomba, que sigue "cabreá".


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Beatriz González Villegas.

miércoles, 2 de julio de 2014

Zarzuela del Monte, salud y comunidad rural, desde Synáptica

Si os gusta que el conocimiento en Salud se disperse de manera sinérgica, os gustará el proyecto que comenzó en El Madroño, Sevilla, de la mano de este grupo de amigos que os presento en esta web. Synáptica.

Es posible hablar de salud de tú a tú entre los que mandan, los que curan, y los que padecemos. Como muestra, un botón:




Beatriz González Villegas.

Cuando tu hijo debuta con diabetes todo son dudas.

Me ha llegado al blog un comentario de una mamá que pide información desde México. Leyó que Desde 2005 se realizan trasplantes de páncreas en México, y como su hijo acaba de debutar está intentando conseguir un techo antes que los muros del deterioro que intuye que pueda sufrir su niño.

Ilusa de mí he querido responderle desde esa entrada, pero escribí demasiado; así que lo cuento por aquí, por si sirve a alguien más.

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Buenas noches.

Siento mucho el debut de su hijo en esta enfermedad. Nos queda el consuelo que hoy mismo me recordaba una amiga: "hay cosas peores", que ni es consuelo ni nada, pero es lo que hay.

Olvídese de curas milagrosas a través de productos naturales. Mire, me he criado en el campo, y mis mayores me enseñaron a distinguir algunas plantas, y a saber para qué sirven. En mi pueblo la cicuta sale silvestre en las cunetas. Es una planta, sí. Natural como la vida misma, sí, pero capaz de matarte.

Muchas plantas son hipoglucemiantes (bajan el azúcar) porque son diuréticas, obligan al cuerpo a eliminar líquido de forma más rápida. En esa orina por supuesto que su hijo eliminará azúcar. Pero si usa diuréticos sin necesitarlos acabará perdiendo los riñones antes que si no los usa. Y le aseguro que si la ceguera es algo que no desea ningún diabético, llegar a una Enfermedad Renal Crónica Avanzada que precise de diálisis para poder vivir es menos apetecible que la misma ceguera. Bueno, no hay complicación que sea mejor que otra; es solo cuestión de gustos.

Sí hay nuevos edulcorantes naturales tales como la estevia, o el extracto de la planta de donde se saca el tequila, el ágave tequiliana. Mejor endulzar la vida con estos productos que con aspartamo o ciclamato, pero ninguno de los dos productos están exentos de críticas. De la estevia se sabe que sube la tensión, que es hipertensiva, y la hipertensión y la diabetes también pueden acabar yendo de la mano, pero mejor no forzarlas a ir antes, con yerbas con sabor a regaliz...

Hay quien dice que mascando hojas de estevia le baja el azúcar, pero si luego se harta de beber cocacola (con azúcar), y de comer como un bestia, no hay estevia suficiente en el mundo para que sea efectiva, ni cuerpo que lo aguante.

Con diabetes, lo mejor es la educación diabetológica. El paciente debe conocer bien qué azúcares (hidratos de carbono) contiene cada alimento, debe aprender a interpretar el significado de las etiquetas de lo que se come eenvasado, a medir por cazos o raciones la cantidad de azúcar que se mete entre pecho y espalda,... Eso, por un lado.

Por otra parte, hay que practicar alguna actividad física adecuada para su estado de salud, y conocer cómo le baja esa actividad la glucemia, el azúcar en sangre. No se trata de pretender que todos y cada uno de nosotros seamos olímpicos, no. Es más sencillo. Lo único que hay que hacer es caminar más, y ver la tele menos (y digo ver la tele como ejemplo, porque a lo que me refiero es a quedarse muchas horas sentados,  y sin mover un músculo más allá de los dedos que aprieten botones).

También debe manejar con destreza su medidor de glucemia, y su insulina.

Sé que al principio son muchas cosas de golpe, pero no hay que atragantarse de conocimiento de una vez. Todo, poco a poco, se logra.

Le paso algunas guías que le van a ser útiles, y que para acceder a ellas solo tiene que pinchar sobre el título:

ME ACABAN DE DIAGNOSTICAR QUE TENGO DIABETES TIPO 1

Como no sé si su hijo tiene diabetes tipo 2, esta se refiere a ese grupo de pacientes:

EDICIÓN II . TENGO DIABETES TIPO 2, ¿QUE PUEDO HACER?

Las dos guías están en la web de la Federación de Diabéticos Españoles (FEDE)

En México existen muchas asociaciones de pacientes con diabetes que están demostrando ser mucho más luchadoras que en otros lugares del mundo, y que lo están dando todo por sus compañeros. Estaría bien que echara un ojo a esto: Federación Mexicana de Diabetes, A.C.

http://www.fmdiabetes.org/fmd/pag/index.php


Aquí aparecen asociaciones de personas con diabetes de México que le podrán ayudar de forma más cercana que nosotros, que vivimos en Sevilla, pero aún así cuente siempre con nuestro apoyo:

http://www.fmdiabetes.org/fmd/pag/directorio.php

Puede que le interese ésta:

D.F. y Área Metropolitana
Asociación Mexicana de Diabetes en el Área Metropolitana, A.C.
Bosques de Belén #10
Col. Bosques de la Herradura. C.P. 52784
Huixquilucan, Edo. de Mex.
Tel. 55895043
Correo electrónico: metropolitana@fmdiabetes.org
Presidente: Mónica Daniela Reyes Velásquez
Director Médico: Lic. Nut. David Jiménez López

En este enlace le contamos sobre las Clínicas del Azúcar mexicanas:
Clínicas del Azúcar: ¿cómo tratar la diabetes a bajo costo?

En estew video nos cuentan de una nueva guía para niños que ha editado Diabalance y Carlos Sobera

https://www.youtube.com/watch?v=eeH5aZhBe-4



Si te registras en la web que tiene la empresa Diabalance puedes leer el libro
"Tengo Diabetes ¿Te lo cuento?"


Te puede gustar más o menos dejarte asesorar por empresas farmacéuticas o de alimentación, pero esto es casi como aque´anuncio del detergente Colón: "busque, compare,..."



Y antes de despedirme, le pido por favor que sea crítica ante todo lo que lea en internet, y ante lo que oiga de boca de un vecino, un amigo, o un listo respecto a cómo bajar el azúcar o cómo curarla. Hoy la diabetes no se cura. La cura está cerca ya. En el tiempo, digo, no que la podamos pagar cada uno de nuestro bolsillo. Y cada día sacan nuevos medicamentos para tratarla de forma más cómoda: ahora, que si de nuevo la insulina inhalada, que si una "insulina" que se pincha una vez cada 15 días, bombas de inyección continua de insulina, sensores que te miden cerca de 300 veces el azúcar al día y que se llevan insertados en la piel, páncreas artificial,... 

El trasplante de páncreas-riñón solo sirve para cuando se llega a ser terminal, en la terminal de la enfermedad renal, pero no antes. Así que ánimo, que lo primero es aprender, lo segundo es ponerlo en práctica, y lo principal, vivir.



Beatriz González Villegas