domingo, 29 de junio de 2014

Avanzando en la ceguera, y otras historias de diabéticos.

Aurora Castillo es de Los Palacios, un pueblo sevillano que en realidad es doble: que si Los Palacios, que si Villafranca.

Aurora los tiene bien puestos. Y, además, sufre retinosis pigmentaria. Oyó que en Barcelona, en la Clínica Barraquer, iban a probar un sistema que traen desde California con personas ciegas, y allá que se fue. De entre todos los que quisieron someterse a este innovador tratamiento de visión artificial ella fue seleccionada.

La retinosis pigmentaria y la retinopatía diabética tienen algunas cosas en común: lo más obvio, que causan ceguera. Además afectan a la retina. La diabetes es hoy la enfermedad que más ciegos ocasiona. Noticias como esta, animan.

Esto de que te metan un chip en el ojo, que según Aurora ni molesta, no cura la ceguera. Pero al menos deja ver siluetas. Para nuestra sevillana es de vital importancia. Tiene un chiquillo de tres años al que nunca vió. Poneros en su pellejo. Se me ponen los pelos de punta.

Cada vez que colgamos en las redes que buscan voluntarios para tal o cual nuevo tratamiento en diabetes es para salir pitando a donde lo solicitan. ¿Y si te cogen?, ¿y si eso supone un cambio radical en tu vida?

Hace ya muchos años salíó en la tele que Bernat Soria estaba trabajando con personas como nosotros, con diabetes, buscando un mejor tratamiento. Se trataba de implantarnos células productoras de insulina, las que llaman células beta, con el objeto de dejar de ser insulinodependientes. Recuerdo, como si fuera ahora mismo, como me fui a mi marido y con las manos entrelazadas le dije

-Porfi, porfi, porfi, vámonos a Valencia, vámonos a Valencia...

No coló, claro. Me quedé en El Puerto de Santa María, donde vivíamos, con esa espinita clavada. Las hipoglucemias severas que sufría semanalmente eran de campeonato, y tenía claro que si no acudía a algo diferente la iba a espichar pronto.

Hay que ser Auroras. Aunque solo sea por estar un poquito mejor.

En uno de los cursos a los que acudí en El Madroño, el pueblo más chiquitito de Sevilla, uno de los especialistas hizo un comentario sobre una discusión que había tenido con una compañera pediatra. Ella estaba en contra de facilitar, tal y como se hace hoy, la superviviencia de los niños prematuros. Al parecer, muchos de estos niños, si sobreviven, acaban padeciendo problemas severos de madurez psíquica. Hablando en el lenguaje de los que administran: salen demasiado caros, porque son susceptibles de precisar recursos sociales y económicos toda su vida. Y no pude menos que saltar.

Si la ciencia y la teconología sanitaria nos ofrecen la posibilidad de arriesgarnos, y tomar la opción más dura, la de sobrevivir a pesar de todo, puede irnos bien, o puede acabar como el culo. Ellos nos ofrecen una posibilidad, como la de ver o no ver. Si optamos con ellos por el riesgo, y es mi opinión, que no nos vengan luego con el "lo sentimos, pero es que salís tela de caros".

En una conferencia a la que asistí, sobre trasplantes, impartida por uno de los cirujanos del Hospital Reina Sofía, nos contaba este señor que la gran diferencia entre su centro y otros es que ellos daban opciones: era el paciente el que decidía si arriesgar más o menos. Y ellos se hacían responsables también. Esa diferencia es vital. ¿De qué me sirve un hospital que es famoso por trasplantar a los que en otros sitios se lo prohiben por no estar "niquelaos", si cuando empiezan los problemas y los pacientes precisan más cuidados les dan la espalda?

Hace seis años me llamaron desde Málaga. Era mi tercera alerta de trasplante. España jugaba la Final de la Copa de Europa contra Alemania. España ganó mientras me dializaban preparándome para la intervención.

Hace un mes y pico (el día 23 de mayo) estuve en consulta. Tocaba revisión. Mi doctora me dijo con voz dulce que tenía los anticuerpos no sé qué al 95%. Rechazo. Que esa tarde no me tomara el sintrón. Tenían que biopsiarme el riñón. Pero, al preguntarle quién me recetaba la heparina, todo cambió. Eso, en Sevilla. Ya, el lunes. Se acabaron las prisas. Que no había camas. Que me llamarían por teléfono en cuanto tuvieran una libre. Sé que no me van a llamar. Y todo porque vivo en la provincia del buque insignia de la sanidad andaluza.

No es que a mí me trasplantasen estando peor que otros, no. Es que mi trasplante fue de pena. Me perforaron el pulmón "sin querer", hemorragia interna que no se sabía de dónde, infección, rechazo... la pera, vamos. Aún así sigo vivita y coleando, y dándole a la sinhueso. Lo único que me queda es contar. Porque este tipo de historias no se deberían repetir nunca. Y porque cuento, conmigo no corren riesgos.

Y no voy a hablar de cómo otros pacientes regalando cuadros a diestro y siniestro consiguen que se les atienda como dios, no, eso no toca hoy, porque hasta el mismo director está hasta los cataplines de esas historias. Toca hablar de Aurora. Sí, seamos Aurora, pero exijamos también poder amanecer un día más.






Beatriz González cabreada.


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sábado, 28 de junio de 2014

Los titulares no saben de diabetes.

Haciendo un repaso a las noticias, y viendo algunos titulares, solo puedo llegar a una conclusión: los que hablan no son los que padecen. Así que ya es hora de que hablemos nosotros, los pacientes, los que tenemos diabetes; no nuestras madres, no nuestros médicos, no nuestros enfermeros. No. Nosotros.

Cuando escriben "Hay que tomarse muy en serio la diabetes y sus complicaciones para la visión", o "Diabetes y riñones: ¿Qué pasa cuando no te cuidas?" no voy a decir que parezcan tontos, no, pero está claro que saben de la misa la mitad. La diabetes es una enfermedad crónica, de las de para toda la vida, sin cura, y solo con tratamiento. Lleves como lleves la diabetes, pasados cuarenta años de sufrirla, que no te venga nadie con eso de "no te has tomado en serio tu enfermedad". Si alguna vez te pasa, suéltale a ése que si quiere tu plaza, que se quede tu problema.


porque lo de teorizar es fácil. Lo de vivirlo, no.

Por supuesto que si no nos cuidamos tendremos antes complicaciones; pero no por tener complicaciones somos unos hijos de la gran chingada, que nos pasamos la dieta por donde nos da la gana, que supongamos una carga para la sociedad tal que merezcamos pagar por cada tratamiento que nos den, como se empezó a hacer en el Reino Unido. Unido para fastidiar, claro. Aquí también sería adecuado lo anterior:

-Vale, yo pago. Si no puedo, embárgame la salud. Y tú te quedas con mi problema.

Porque, cuando les apliquen este tipo de medidas nazis a los abuelitos con diabetes tipo 2, estaría bien preguntarles a los que administrar la Sanidad dónde están los cursos de formación en diabetes para ellos.

En mi farmacia, me contaba esta semana Fina que les había llegado el hijo de un paciente bastante mayor al que le habían diagnosticado diabetes. El médico le dijo que se tenía que pinchar insulina. Así, de golpe, sin paños calientes. Y nadie les explicó cómo era eso de inyectarse. Ese hijo deseperado les pidió en el mismo mostrador de la farmacia que por favor le explicaran cómo se hacía. Tenía bolis de insulina, sí. Pero no agujas. Ni idea de cómo se manekaba aquello, cómo se ponía la aguja en el boli, cómo se cargaba, cómo se tenía que inyectar, dónde, de qué manera... Nada. Así que no se atrevan a decirnos eso de que si no nos cuidamos vamos de cabeza a diálisis, a una ERCA (enfermedad renal crónica avanzada) como les gusta a los nefrólogos llamar ahora a esto.

-Oigan, ustedes, los que mandan, dejen ya de tomarse cócteles a nuestra salud en hoteles rimbombantes, y preocúpense de educarnos a todos, tanto a los que padezcamos diabetes tipo 1, como a los tipo 2. Luego, si eso, ya hablamos de lo malos pacientes que somos, y lo mal "adheridos" que estamos a los tratamientos que ustedes nos imponen. Pero no antes.

Nuestros niños hoy son afortunados, si se les puede dedicar ese adjetivo. Lo digo porque hoy no les falta esa formación desde pequeñitos que a nosotros nos negaron. Y como la tienen, pueden ser autónomos y responsables desde casi un principio. Pero tendremos que seguir cambiando modelos, porque la diabetes es ahora mismo la segunda enfermedad crónica más común en la infancia.

En la Plataforma del Voluntariado de Los Alcores me comentaba el presidente que en el colegio Salesiano de Alcalá tenían unos seis niños con DM1. El año pasado llevaron a una de estas niñas de campamento, y la cría sufrió varias hipoglucemias que dejó a los profesores más asustados que ante otra bajada de sueldo. Y hablamos de los campamentos para nuestros niños, los que padecen diabetes, donde aprenden entre monitores que también padecen la enfermedad. Entre iguales todo es más fácil. Pero volvemos al coste. Esos campamentos donde aprenden a enfrentarse a los problemas cotidianos que nos regala la diabetes cuestan unos 300 €, y no entiendo cómo no son gratuitos. Porque, los niños que no se formen hoy, tendrán más posibilidades de hacer problemas graves antes mañana, o pasado mañana.


D. Julio, uno de los presidentes, con Ana Vannereau, delegada de nuestro ayuntamiento. Ella, al menos, sí que se pone en nuestro lugar, y nos escucha.
-Oigan, los que mandan, sí, sí, otra vez. ¿No dicen que salimos caros? Pues empiecen invirtiendo, que nosotros no tenemos ni pizca de ganas de empeorar.

Por supuesto que nadie que tenga mano en el Sistema Nacional de Salud va a leer esto, pero no estaría mal que si estás dentro de esto de la diabetes seas tú, el que lee, quien lleve también estas exigencias a quien toque. A mí me ha tocado esta semana reunirme con parlamentarios para que tomen medidas en esto del vacío asistencial que estamos viviendo los trasplantados de páncreas que vivimos en áreas de gestión sanitaria sin Nefrología. He ido con fiebre, tos, dos úlceras en los pies, y esputos (no ex-putos). Sí alguien con una insuficiencia renal terminal con un tratamiento sustitutivo de trasplante pancreatorrenal en pleno rechazo puede, tú puedes. Porque todos podemos.



Beatriz González Villegas.
Alcalá de Guadaíra, 29 de junio de 2.014.


sábado, 21 de junio de 2014

Curso de Enfermería sobre Diabetes en Urgencias, en Madrid.

Cada día serán más necesarios los enfermeros especializados en diabetes. Hoy formarse en esta enfermedad que está llegando a ser pandemia es garantizarse una buena salida profesional, porque quienes nos educan en diabetes, quienes nos siguen cada día, nos ven los pies, nos indican cuando nos toca ir a revisión con el endocrino, el oculista, o con el nefrólogo, quienes nos ensañan a comer o a pincharnos son ellos, nuestros enfermeros especializados.

Pronto se celebrará en Madrid un nuevo curso para ellos. Será en el Hospital Clínico San Carlos. Os dejo el enlace, y el contenido. La información, la formación, el conocimiento, y cómo lo aplicamos es l oque nos diferencia.

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II Curso de Enfermería sobre Manejo de Diabetes en Urgencias.

23 y 24 de Junio de 2014
Lugar: Aula Durán Sacristán. 
Hospital Clínico San Carlos
C/Prof. Martín Lagos s/n


Curso de mañana:
Lunes 23 de Junio
9:00-09:30 
  • Inauguración del curso. 

09:30-11:30 
  • Conceptos básicos. 
  • Fisiología de la insulina y fisiopatología de la diabetes. 
  • Tipos de insulina (Basal y prandial). 
  • Fundamentos del régimen terapéutico Basal-bolo. 
  • Conceptos generales y nociones básicas de antidiabeticos orales y papel en urgencias. 
Dr. Ángel Díaz. 
Servicio de Endocrinología HCSC. Secretario Nacional de SED (Sociedad Española de Diabetes)

11:45-13:45 
  • Educacion para diabetes en enfermería de Ugencias. 
  • Educación de supervivencia Manejo de hipoglucemias y recomendaciones al paciente. 
Dña. Fuencisla Sanz Y Dña Mª Antonia Calvo. 
Educadoras de diabetes. Servicio de Endocrinología. HCSC


Martes 24 de Junio

9:00-11:00 
  • Taller Práctico de Educación para Diabetes. 
  • Manejo de dispositivos comercializados de insulina. 
Dña. Fuencisla Sanz 
D.U.E. Educadora de diabetes. 
Servicio de Endocrinología. HCSC. 
Dña. Mª Antonia Calvo 
D.U.E. Educadora de diabetes. 
Servicio de Endocrinología. HCSC 

11:15-13:15 
  • Protocolos Específicos de Urgencias. 
  • Manejo del Paciente Diabético en los Servicios de Urgencias. 
  • Tratamiento de las Complicaciones Agudas de la Diabetes en urgencias. 
Dra. María Agud.
Servicio de Urgencias Hospital de Torrejon. 
Dr. Rafael Cuervo. 
Servicio de Urgencias. Hospital Clínico San Carlos

13:15-13:45 Clausura. Grupo SEMES Diabetes


Curso de tarde:
Lunes 23 de Junio

16:00-16:30 
  • Inauguración del curso 

16:30-18:30 
  • Conceptos básicos. 
  • Fisiología de la insulina y fisiopatología de la diabetes. 
  • Tipos de insulina (Basal y prandial). 
  • Fundamentos del régimen terapeutico Basal-bolo. 
  • Conceptos generales y nociones básicas de antidiabeticos orales y papel en urgencias. 
Dr. Ángel Díaz.
Servicio de Endocrinología HCSC. Secretario Nacional de SED (Sociedad Española de Diabetes)

18:45-20:45 
  • Educación para diabetes en enfermería de Urgencias. 
  • Educación de supervivencia Manejo de hipoglucemias y recomendaciones al paciente. 
Dña. Fuencisla Sanz y Dña Maria Antonia Calvo. 
Educadoras de diabetes. Servicio de Endocrinología.
HCSC

Martes 24 de Junio

16:00-18:00 
  • Taller Práctico de Educación para la Diabetes. 
  • Manejo de dispositivos comercializados de insulina. 
Dña. Fuencisla Sanz 
D.U.E. Educadora de diabetes. 
Servicio de Endocrinología. HCSC. 
Dña Mª Antonia Calvo 
D.U.E. Educadora de diabetes. 
Servicio de Endocrinología. HCSC 

18:15-20:15 
  • Protocolos Específicos de Urgencias. 
  • Manejo del Paciente Diabético en los Servicios de Urgencias. 
  • Tratamiento de las Complicaciones Agudas de la Diabetes en urgencias. 
Dra María Agud.
Servicio de Urgencias Hospital de Torrejon. 
Dr Rafael Cuervo. 
Servicio de Urgencias. Hospital Clínico San Carlos

20:15-20:45 Clausura. 
Grupo SEMES Diabetes
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Beatriz González Villegas.

Caminar con diabetes, y la pobreza.

Cuando leí que donde se puede caminar facilmente, la diabetes no tiene tanta incidencia, la primera imagen que se me vino a la cabeza es la del pueblo que siento mío, la tierra de mis antepasados, en plena montaña central leonesa, donde Los Argüellos te obligan a "enmorriñarte" cada día con el recuerdo el la tierra y de la gente.

En mi pueblo, Valdepiélado, es sencillo pasear por sus calles de un lado a otro del Curueño y disfrutar en el paseo de los vecinos, esos vecinos que si no los conoces te parecen hoscos, pero que cuando les sientes de verdad son amabilidad de la buena, sin estar llenos de tonterías como las de un mueble bar.


Pero, a lo que iba, no en todas las aldeas de mi valle lo de pasear es fácil, aunque Julín y otros alcaldes como él hayan hecho calles "antirresbalones". ¡A ver quién es el guapo que se pega media hora de marcha en un sitio como Correcillas, o Valdorria, con diabetes, y jubilado!


Recuerdo que hace años aparecía Asturias como una de las Comunidades Autónomas con más prevalencia en diabetes. Hablando en cristiano, y entre nosotros: prevalencia se refiere a cuántos hay con esto. Se hablaba de los pueblines de la alta montaña, cerquita de los de mi valle, y de la endogamia como razones. Pero ahora resulta que aquellos resultados no eran fiables, porque no se tenían en cuenta factores como el envejecimiento de la población. En las aldeucas solo quedan abuelines. Así que malamente se podían extrapolar los resultados.



Para hablar de diabetes, usando datos de 2007, por CCAA quien se lleva la palma en España es Canarias, y le sigue Andalucía.:


"Canarias fue la comunidad con mayor prevalencia de diabetes, seguida de Andalucía y Baleares. Usando Madrid como referencia (prevalencia ajustada = 5,7%) se observó que Canarias y Andalucía tenían una prevalencia de diabetes significativamente superior a la de Madrid. Por otro lado, La Rioja, Asturias, Navarra, Castilla y León y País Vasco tenían una prevalencia significativamente inferior."

Entonces, ¿dónde queda eso de caminar por rutas facilonas?, ¿no será que hay más relación entre tener azúcar y no tener dinero, que con lo de disfrutar de una buena ruta del colesterol al uso? No tengo ni idea. Los que manejan datos ya dirán algo si les interesa. No olvidemos que, si relacionamos pobreza con diabetes, no les va a resultar sencillo arremeter como lo hicieron en el Reino Unido contra los que no cumplan con el tratamiento. Si es solo cuestión de caminar, sí que lo harán, porque no habrá "melenudo" que se oponga.


Beatriz González Villegas.

lunes, 16 de junio de 2014

Las bebidas con azúcar y las cabezas de los niños.

Un día más me enfrento con un titular raro: "Impactan bebidas azucaradas cerebro de los niños". Lo primero que se me ha venido a la mente al leerlo es la cabeza de un chiquillo con un "cocacolazo" de los que dejan huella. Pero no se trata de eso, no.

Resulta que el tomar refrescos ejerce un efecto nocivo en el cerebro de los más jóvenes, en las áreas donde se han de generar las tomas de decisiones, y la motivación. Lo dicen los de la Universidad de Yale. Yale aviso. Resulta que cuando quienes toman refrescos con azúcar son adolescentes, aumenta el flujo de sangre en esas dos zonas del cerebro; cosa que no ocurre en las cabezas adultas.

Ahora tocará que el equipo de la doctora Ania Jastreboff determine si esto está relacionado con el hecho de que cada vez haya más pequeños con diabetes tipo 2, a causa de la obesidad. Bien está esto de dar pasos hacia adelante.




En nuestro grupo de amigos, con y sin diabetes, tenemos una teoría conspiranoica: teniendo en cuenta que el azúcar es más adictiva que la coca (ina, no cola), y que las grandes multinacionales tienen sembrado el planeta de alimentos cuyo valor energético bruto no es otro que el que aportan los glúcidos (cereales, remolachas, cañas de azúcar, legumbres, tubérculos,...), esas grandes multinacionales nos están atontando agilipollando a todos con miel de burra, y contenidos televisivos vacíos, llenos de publicidad que nos inducen a seguir consumiendo ese cebo. Al final somos consumidores robotizados de tele y azúcar, lo que nos lleva a la obesidad y a la diabetes de cabeza. Luego tocará consumir medicamentos, pero eso es para otro día.

Si no fuera tan barato lo de producir toneladas de azúcar, seríamos "enganchaos" pegándonos por un sobrecito en cualquier esquina de un barrio poco recomendable.

Bromas aparte, está llegando la hora de abandonar las latas de refresco y volver al botijo; de dejar las chucherías continuas, dulces o saladas, y exigir el bocata. Como me contaba un vecino de Alcalá, de los de antes, en su infancia no se veía ni un niño comiendo porquerías. Desde que salían del colegio, se pasaban la tarde jugando al fútbol en la calle (igualito que ahora, que como un niño pegue un balonazo a una fachada salen todas las maris dispuestas a cargarse a otra mari responsable del chiquillo de los balonazos), y no había más que comer que la merienda, si caía; y si no, la cena en casa.

Hoy las bebidas con azúcar nos han impactado a todos de lleno en las cabezas, es verdad. Lo malo es que algunos las tienen ya huecas.




Beatriz González Villegas.


miércoles, 11 de junio de 2014

¿Tortura sanitaria?

Si fuera Bécquer, lo mismo empezaba esta entrada con un

-¿Qué es tortura?, dices mientras
clavas en mi vena tu abbocath azul...*,

pero como no lo soy (gracias a la divina providencia) empezaré con una reflexión: ¿se puede hablar de "tortura sanitaria" sin que estemos en Siria en plena guerra?

Dice la RAE que tortura es, entre otras acepciones como la de arrear para sacar confesiones, "dolor o aflicción grande, o cosa que lo produce". Ahí cabe todo, claro, pero cuando uno vive experiencias religiosas en una sala de diálisis cabe pensar en ese término (que sí, que sí, con la mejor voluntad del que la practica y todo eso).

Según me dicen mis especialistas, en tiempos de Franco -y no hay que irse a recién acabada la guerra-, si te negabas a ir a dializarte mandaban a una pareja de la Guardia Civil, y hale, arreando, a tratamiento: tres o cuatro horitas de pinchazos, tiritonas, mareos, y hasta gritos de algún compañero que le coge el día poco católico, y se dializa como lo haría la niña del exorcista al entrar en una iglesia. Ya no es así, menos mal. Pero no siempre.

La primera vez que me prepararon en un hospital público para comenzar a dializarme, viví una experiendia  rara, que si no me hizo salir corriendo entonces de la cama, ya lo aguanto todo, o casi todo.

En aquel hospital, la sala de diálisis es hasta bonita. Con unos ventanales que dan a un "jardín japonés"; Vamos, así es como lo llamaban nuestras enfermeras, y que no era otra cosa que el tejado de la planta situada bajo la unidad, que por eso de los caprichos de la arquitectura lo llenan de piedras de río: cantos rodados, como la ranchera de Vicente Fernández, en la que con dinero o sin dinero hacía lo que le daba la gana (mal día hoy para hablar de reyes, aunque sean mexicanos).

Ese primer día es lógico que uno ande con las orejas tiesas, porque no sabe lo que se le viene encima, y se está algo acongojado acojonado. Como hace falta un buen acceso vascular por donde entre y salga la sangre al dializador, y pueda limpiarse, es habitual también, que si no llevas fístula, te coloquen un catéter; y en esas estábamos aquel día.

Recuerdo la cara del enfermero que me atendió. También su nombre, Jose, y su amabilidad. Se presentó, trajo unos papeles, me estuvo preguntando cosas que luego apuntaba en esos papeles, y me dejó a la espera en aquella zona separada del resto de la sala, preparada para la intervención "cateteril". Esas esperas se hacen eternas.

De pronto empecé a oir unos gritos. Al principio no comprendía qué decía aquella voz, ni de dónde venía, ni de quién era. Era como un par de mantras que se repetían, y que poco a poco se hicieron comprensibles: "dejarme morirme en pah", "no me toquéis máh".

Las tripas se me hicieron un nudo de escalada, por lo menos un as de guía, en esos instantes.

Rápido, alguien de bata acudió hasta aquella voz. Era de mujer. De alguien muy mayor. Desde mi sitio apenas podía ver recortada la imagen del sanitario moviéndose pausadamente al lado de aquella cama. Y, casi a la vez, apareció Jose a mi lado, y me cogió de la mano.

Imagino mi cara, "ojiplática" como un seguidor de Cuarto Milenio tras ver un extraterrestre salir de una nave, y con un cuerpo temblón que se resistía a llorar. Menos mal que estaba Jose. Y con una voz suave, y muy cerca de mí, me susurró

- Tranquila. Es una señora muy mayor. No está bien de los nervios. Esto no te va a pasar a ti.

Poco a poco me fui calmando algo, pero aún se me repite aquello en pesadillas.

¡Coño!, ¿eso no es tortura? Pues no tengo ni idea. ¿Es violación cuando le has dicho al marido que no, pero acabas dejándote para hacer más llevadera la existencia? Yo qué sé.

Según me contaron otro día, tuvieron que calmarla con transilium, que llevaba tiempo mal, que... lo que luego se hizo habitual en mi centro periférico. La diferencia con los días malos de todos nosotros en los centros periféricos de diálisis es que acabamos siendo una familia, y cuanto más nos vamos conociendo todos los compañeros más sentimos el dolor de la persona de al lado como propio, y entendemos los bajones. A todos nos llegan, como las canciones casposas, que ayer se bailaban en las plazas de los pueblos.

Tal vez algún día quiera ser la reina de mi propia existencia, y llegue a negarme a que me metan ningún tubo por ningún lado. Me van a tener que callar con una caja de calmantes con forma de maza, porque no me pienso callar con un par de pastillitas. Mientras tanto, me tocará volver, volver y volver.






*Por cierto, no tengo ni idea si el catéter se coloca en una vena o en una arteria, pero si todo este tiempo coló que la pupila era azul...


Beatriz González Villegas.









lunes, 9 de junio de 2014

¡Los pacientes de la Escuela Andaluza se van de ruta!

Si hay algo que nos está enseñando la Escuela de Pacientes de Andalucía es a llevar un estilo de vida saludable. Actividades en todos estos años no han faltado. Teníamos que formarnos como lo que somos, pacientes, y después nos pusieron adjetivo: ponderados. Pues nada, con un adjetivo más grande de la cuenta, aquí estamos los pacientes activos, o listillos, avisando a otros de lo que hay.


Esta nueva cita es para el día 13, el viernes, a las 18:00´, que no hay por qué tenerle miedo, que ya está bien de "mieditis holybudiana". Esta vez nos vamos (los que puedan) de senderismo a Granada, por la ruta de la Fuente de La Bicha.

El lugar es bien bonito. Y en un camino así no solo podremos caminar, compartir experiencias con los compañeros que vayan, charlar, y hacer ejercicio físico, también se conocerán esos cacharros que hay en algunos parques, que todos sabemos que son para hacer ejercicio, pero no tenemos muy claro dónde hay que poner las manos o los pies. Buena idea, ¿eh?

Los participantes irán acompañados por los que han tenido la idea: un grupo de estudiantes de último curso de “Ciencias de la actividad física y el deporte” (INEF) que nos cuentan que "Caminar es la actividad física más practicada y recomendada, es gratuita y nos permite conocer nuevos espacios y personas". Es una gran verdad. Pues nada, a animarse.

Hay que apuntarse antes del día 12, mandando un correo a la escuela de pacientes. allí os darán todos los datos que necesitéis: escueladepacientes.sspa@juntadeandalucia.es

A los que vayáis, que lo paséis muy bien.







Beatriz González Villegas.


lunes, 2 de junio de 2014

La monarquía, el golf y la diabetes

Hoy pasará a la historia, nos guste o no, como el día en que el rey de España le dió por abdicar. Me dijeron esta mañana por wathsapp que si Abdi Car no era una marca de coches de Arabia Saudí, pero es que el día ha sido de chiste en chiste, y tiro porque me toca. Y no. El rey realmente deja su corona y se la pasa a su hijo.

¿Y qué tiene que ver esto con la diabetes? Pues poco. O mucho, según se vea. Hace unos días leí una noticia de esas que andan como la ropa vieja de lavadora en lavadora, y aparece en nuestros cajones sin esperarla, más vista que el tebeo: que si el golf es el deporte perfecto para nosotros, los que padecemos diabetes. Cuando debuté estaba en el equipo de gimnasia deportiva de mi instituto. Y me pasaron un folletillo donde ponía esto mismo. ¡Mira que han pasado años! Y recuerdo perfectamente que al leerlo revoleé el folleto.

- ¿Golf? ¡Golf! ¡Anda ya, hombre!



(Vídeo que me ha enviado mi amigo Manolo L. Valdivia)


Seguro que eso del golf tiene su aquél, pero que sea lo más indicado para los que sufrimos esta enfermedad, que de nuevo publican (lavadora, lavadora) que afecta más a las personas de rentas bajas es, como poco, para mandar a los que recomiendan lo del palito y la pelota a tomar por saco.

En este país la desigualdad social cada vez es mayor, la brecha social (que dicen otros) se abre, se agranda, y parece el Cañón de Añisclo: las clases medias hemos pasado a pobretonas, y los ricos son más ricos. Y dicen hoy (además de lo del rey) que de todos los españoles adultos que andan ingresados en un hospital, el 27% son diabéticos. Apuesto un jamón 5 Jotas que de ese 27% no juega al golf ni un 1%. Y no por llevarle la contraria a los que miran a ver qué deporte nos viene mejor a nosotros, para luego echarnos en cara que no cumplimos con lo que se nos manda, no. No juegan a esa tontería antiecológica porque es cara de narices. Bueno, de narices, de pies (que si zapatitos de golf), de cuerpo (que si un polito para no desentonar con los del club), y hasta de alma, porque fijo que con los que toque alternar el peloteo, cae alguna visita a hermandad sacramental si está en el sur.


Y antes de dejar hoy el blog, hay un titular de los que te hacen pensar: pensar en lo mal que titulan algunos. Dice así:

Científicos descubren que un fármaco para la diabetes es efectivo.*

Hombre, menos mal. Uno. ¡Y efectivo! La repera, vamos. Habla de la liraglutida, que se pone una vez a la semana y tal. La insulina se descubrió hace más tiempo, claro, pero también es efectiva, ejem, ejem...

En fin, lo del golf es real como la vida misma. Así que lo practique Rita la Cantaora. Me pido seguir participando en los talleres de la Asociación de Personas con Diabetes Los Molinos que imparten los profesores de Educación Física de la Universidad de Sevilla. Allí podemos ir hasta con la bandera que nos dé la gana.




*Ya cambiaron el titular por "Científicos descubren que un fármaco para la diabetes es efectivo para la perdida de peso"
Beatriz González Villegas.

domingo, 1 de junio de 2014

Un hígado, un páncreas y un riñón por diabetes

Que te digan que necesitas un riñón, te pone los pelos de punta. Que te suelten que por ser diabético precisas de paso un páncreas, porque si no el riñón te durará menos que un caramelo en la puerta de un colegio, te hace sudar. Pero hay más. A Claudio Juárez le han trasplantado además un hígado.

Luego dirán los que gobiernan en cada país que no hay que gastar en educación diabetológica, no. Pues como no gasten cuando estemos sanos, no llegaremos a viejos por un lado, y los que gobiernen en el futuro o se rascan los bolsillos, o nos van a tener que matar cortándonos a pedacitos sin más, aplicando la tanatoterapia más cruel que podamos imaginar.

Pero a lo que iba: temblandito estarían Claudio y su familia cuando entró en quirófano. Diez horas se pasó dentro. No es tanto, teniendo en cuenta que el doble trasplante, el de páncreas y riñón, lleva una media de 9 horas.

No sabemos cómo seguirá hoy Claudio. Esperamos que bien. Del Hospital Privado de la ciudad de Córdoba, Argentina, hablan bien los que salieron vivos. Siempre nos queda la esperanza, como les quedaba Paris a Rick y a Ilsa. Tiriri tirirí... Tócala, Sam; pero que nos dejen de tocar las narices por tener diabetes.

Beatriz González Villegas.