miércoles, 10 de agosto de 2011

¡Que viene el lobo!, pero te vendo el bastón.


Cuando mi endocrino habla mal de los intereses de las farmacéuticas, a veces pienso que exagera, pero hoy creo que se queda corto. 
Iba a copiar en el blog una noticia de EFE sobre las declaraciones de un médico panameño, que dice que los hispanos somos los que peor lo pasamos con la hepatitis C. Ay, que miedo. La enfermedad silenciosa la llama. En fin, así llamaban en mis tiempos a la diabetes. Luego descubrí que la hiperfosfatemia (vale, lo pongo en azul por si aquí entra algún paciente ponderado listillo que quiere saber) también era llamada así. Menos rollo. Si un médico nos dice que hay muchas enfermedades que no dan ni ruido, pero que te matan, los pacientes andaríamos todos pidiendo análisis hasta del ADN del perro. Eso es caro, así que aceptemos lo que hay: si queremos vivir más, mejor prevenir que andar temiendo tener de todo.

Pero a lo que iba: la noticia de EFE que no permiten copiar. Un médico que dice desde Nueva York que los hispanos y la hepatitis C son como la levadura y la harina. Que viene el lobo. Como no hay hispanos en esa ciudad... Y claro, al final del artículo lanza el palo con el que librarte del lobo: nuevos medicamentos. Ya le vale.

"Si matamos el virus (que causa la enfermedad), tenemos menos problemas", finalizó el señor cazador. Hombre, claro. Si es que lo veo. Un tio con una alfombra mágica en medio de un zoco gritando "barato, barato". Qué razón tiene mi médico.
 
En esto de la Salud, los que sufrimos nos dejamos engañar con tal de mejorar. En esto de la Salud hay mucho sinvergüenza. No sólo farmacéuticas. Médicos sin escrúpulos y peseteros también conozco. Recuerdo a mi oculista, hace miles de años, en la Sanidad Privada. Aprovechó que iba con mi padre, cosa que nunca pasaba, para decirle a bocajarro que si no me daban láser, en menos de cinco años me quedaba totalmente ciega. Y mi padre se puso a llorar.
 
Entonces  mi  oculista era un señor de oriente medio muy grande, muy amable y simpático, que te daba confianza, pero hoy le veo más como ese de la manta en el suelo, barato, barato del todo. Delante de mi padre, aprovechando que era quien manejaba el dinero, le dijo que "la niña, si sigue así, en cinco años se queda ciega, y hay que llevarla al mejor sitio, ¿verdad?". El mejor sitio para un pesetero es donde más le den.
 
Dos veces vi llorar a mi padre. Entonces, porque no soportaba la idea de verme ciega, y cuando debuté con mis catorce años. Su madre, mi abuela, había muerto "por una bajada de azúcar". Él venía conmigo también cuando nuestro médico de familia comentó que "aquello" tenía pinta de ser diabetes. Pasado un tiempo, tan mal como me encontraba, vino hacia mi y queriendo darme ánimos me habló que pensara que había cosas peores, y todo eso que cuentan los padres. Yo le pregunté "papá, pero por qué a mi", y se dio media vuelta para que no le viera llorar. 
 
Él no podía engañarme, ni robarme una verdad, como roban todos los demás. Las farmacéuticas y sus lobos, los médicos comisionistas, ... y sobre todo los demás pacientes. Sí, sí, pacientes, coño. Que en mi cumpleaños, hace nada, me regaló mi marido un perfume estando ingresada, y desapareció. Leches, allí sólo estábamos pacientes. Pero eso es una minucia si lo comparamos con los que almacenan medicamentos caros que nunca van a tomar, porque tienen recetas rojas (gratuitas); aquellos que se aburren los domingos y van a urgencias obligándonos a los que estamos graves a esperar cinco horas; o los que nos roban la paciencia gritando en las salas de espera, con frases más grandes que ellos mismos, acusando a la Sanidad de lo mal que va. Roban todos. De distintas maneras.
 
Mi endocrino, que está harto del sistema, sigue atendiéndome, y gracias a él estoy viva. Mis cirujanos, lo mismo. Mis enfermeras, mis auxiliares... Ellos me han regalado los años que llevo ganados robándoselos a la guarra de la guadaña. Soy la tía de la fortuna gracias a los "robos" que otros hicieron por mí para seguir aquí. Pero esos son los robos magníficos que hace grande a nuestra especie. Los otros, joder, lo hacen hasta los monos en las jaulas con los cacahuetes del mono de al lado. 
 
¡Que viene la hepatitis C!¡que viene!, pero si puedes, cómprame Telaprevir y Boceprevir. Monos, más que monos.



Estas mujeres especiales, del equipo de Trasplante Renal del Hospital Regional Carlos Haya, son capaces de devolvernos la vida robándosela a la de la guadaña. A todas ellas, gracias.
Beatriz González Villegas. 
 
 
 
 

La Unidad de Endocrinología y Nutrición Clínica premiada por la SEEN.

Cuando nos enteramos que la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, la famosa SEEN, había premiado a nuestro equipo de endocrinología, (médicos, enfermeros y auxiliares) del Carlos Haya no nos extrañó en absoluto. Los trasplantados de páncreas de Sevilla, Málaga, Almería y parte de Huelva conocemos bien a este equipo, y cada vez que nos reunimos, coincidimos: son medalla de platino. El oro se les queda chico. Lo que no entendemos es cómo hay pacientes esperando entrar en cualquiera de las consultas (que si nutricionistas, que si enfermería, endocrinos, pié diabético, embarazo, ...) con cara de mosqueo y exigiendo puntualidad. Y es lo de siempre: nunca nos acordamos de lo que nos gusta cuando un profesional de la sanidad nos dedica tiempo, si somos nosotros los que esperamos. Hay que joderse, pero es así.

Grupo de profesionales de la Unidad de Gestión Clínica de Endocrinología y Nutrición Clínica del Hospital Regional de Málaga


Son muchos los hospitales que van mejorando sus Unidades de Gestión de Endocrinología y Nutrición, y Valme es un ejemplo fantástico para nosotros. Antes, en Valme, prevalecían las ganas de los que aquí trabajaban de hacer las cosas bien, pero ahora ya tenemos espacio (unas consultas nuevas que quitan el hipo) donde impartir desde los cursos de bombas, a lo más pequeñito. Valme ha crecido delante de nuestras narices y sintiéndonos muy orgullosos de haber ido pueblo a pueblo, de ayuntamiento a ayuntamiento, denunciando lo que sabíamos no sólo por pacientes, sino también por médicos que allí trabajan, y que como a nosotros les dolía la desigualdad. Valme ha sido nuestro corazón y nos enorgullece, pero Carlos Haya, en Málaga, más aún. Esos pasillos malagueños son nuestro "cuartel general" donde coincidir sin premeditarlo, y charlar, y disfrutar viéndonos mejorar día a día, año a año. Porque es difícil contactar con los almerienses, como nuestra artista Rocío Starry, la cantante más guapa trasplantada de páncreas riñón, o con los malagueños, como Susana y tantos otros, si no fuera por esas salas de espera.


Parte del equipo malagueño tuvo mucho que decir en el Proceso Asistencial del Trasplante de Páncreas, nuestro libro de cabecera. Ahí estaban la Dra. Marisol Ruíz de Adana, nuestra endocrino; el Dr. Víctor Baena, cirujano, el Dr. Alfonso Navarro Piñero, también cirujano, la Dra, Lola Burgos, nefróloga de los que nos hacemos veteranos, o el tan querido por nosotros, el Dr. Miguel Lebrón, intensivista. Es el libro que, a veces, tenemos que llevar a otras Unidades de Gestión de otros sitios a explicar que los páncreas somos "delicaillos" y necesitamos determinados cuidados, tengamos o no úlceras grado dos.

En fin, que el libro les avala, y sus innumerables actividades lo corroboran. En los pasillos siempre hay  folios informando: que si reuniones de debut de diabetes 1, que si charlas con nutricionista,y muchas actividades más.

El premio lo celebramos sobre todo los pacientes, que somos los que lo disfrutamos en primera persona; y esperamos que los presupuestos no se vean menguados por envidias cochinas, por eso de que Málaga no es la capital de ningún reino.



Beatriz González Villegas.










Aclaraciones de la Sociedad Española de Nefrología. Diario Vasco.

CARTAS AL DIRECTOR

30.07.11 - 03:39 -





Ante las opiniones expresadas por el dr. Mikel Prieto aparecidas en El Diario Vasco el pasado sábado 23 de julio, los abajo firmantes deseamos aclarar: 
1. El dr. Mikel Prieto como cirujano de un programa de Trasplante Renal y de doble trasplante reno-pancreático en la Clínica Mayo en EEUU, es posible que conozca bien la realidad del trasplante de renal y pancreático allí, pero por lo que expresa en la entrevista de este diario, desconoce la realidad del Trasplante de órganos en España y muy en concreto del trasplante renal. 

2. El trasplante de órganos en España y específicamente el trasplante renal, goza de reconocido prestigio dentro y fuera de nuestras fronteras, avalado por sus resultados desde hace más de treinta años. España es líder mundial en la donación de órganos para trasplante -47.3 donantes por millón de población en el 2010-.


3. La afirmación de que en España no se puede trasplantar el riñón a un paciente si éste no ha pasado por alguna de las dos modalidades de diálisis, traduce asimismo el desconocimiento de lo que aquí ocurre. Si bien es cierto que es una práctica excepcional en el mundo, en el año 2009, 65 trasplantes renales -3,8% del total-, se practicaron en pacientes que no habían sido tratados previamente mediante diálisis, lo que se conoce como trasplante renal 'pre-emptive' o adelantado. 
Rocío y Dolores en Donarte 2.010. Donante y receptora de un trasplante de riñón y un caso único que nos enorgullece a todos los alcalareños. Rocío le dio un riñón a su madre antes de empezar a dializarse. Un ejemplo claro de lo que defiende la SEN. (Beatriz González).

El esfuerzo solidario y generoso de nuestro país, la asignación de recursos económicos que se dotan para ello, el esfuerzo de nuestros profesionales, los excelentes resultados obtenidos y especialmente la posibilidad de que un 50% de los españoles con insuficiencia renal incompatible con la vida, puedan vivir con un riñón trasplantado -cifras a la cabeza del mundo desarrollado- no merecen tanta frivolidad e inexactitudes.
http://www.diariovasco.com/v/20110730/opinion/cartas-director/aclaraciones-sociedad-espanola-nefrologia-20110730.html

Real acierto. Diario de Sevilla.


4 comentarios
  • 4gonzalo desde Burgos13.07.2011, 09:15
    Soy amigo de Pepe, doctor Pérez Bernal, desde que vino a hacer el servicio militar a Burgos. El nombramiento está más que justificado. ES EL REY DEL AMOR AL PRÓJIMO. No conozco al empresario. Pero tengo que decir que Gordillo siempre me ha caído de maravilla. Enhorabuena a todos.
  • 3Carmen11.07.2011, 13:49
    Que estupendos Reyes y qué estupendo Artículo! Yo me alegro especialmente por GASPAR 2012!!!
  • 2Paco10.07.2011, 23:40
    Soy un ciudadano de a pié, y tengo el HONOR y ORGULLO de ser amigo personal de dos de los tres Reyes elegidos para el año próximo, algo inimaginable para mi. Uno de ellos además de mi amigo es mi ANGEL DE LA GUARDA. Se merece ser Rey y mucho más, ya lo dije, es un ÁNGEL. . . Y del otro que puedo decir. . Que de ser un niño normal y corriente, se convirtió en ídolo de masas y como dice el articulo, no por eso, dejó de ser amigos de sus amigos.
  • 1Francisco09.07.2011, 11:23
    Me alegro por la infancia y por Sevilla. Cuando se quiere elegir bien casi siempre se acierta. . .




    http://www.diariodesevilla.es/article/opinion/1017230/real/acierto.html

Quirófanos rosa.


El Dr. Julio Mayol cita en uno de sus post este interesante artículo que copio. 
En él se leen declaraciones como la siguiente: "A menudo, los cirujanos son contratados sobre la base de sus logros del conocimiento, capacitación y asistencia técnica", dice Klein, el Presidente Esther y Mark Schulman en cirugía y medicina de trasplantes. "Sin embargo, las salas de operaciones son ambientes sociales donde todos deben trabajar juntos para el beneficio de los pacientes. Cuando un cirujano, que está en la posición de poder, es grosero y belittlies el resto del personal, que afecta a todo."
Seguro que tienen razón el Dr. Mayol y Klein. Las veces que he vivido peores quirófanos han sido cuando la anestesia era local, claro, porque me enteraba de todo y me sentía inmovilizada en medio de un sitio extraño congelado,  dejándome hacer mientras temblaba de frío y miedo. Oir las conversaciones de los que saben, a veces me tranquiliza, a veces me mosquea. Pero es verdad que han cambiado las cosas. Ya no escucho broncas sindicales entre el personal mientras me cortan por aquí o por allí, y, en general, ellos hablan con nosotros para tranquilizarnos. Recuerdo un cateterismo que se me hizo cortísimo hablando con mi médico de fósiles. Sin darme ni cuenta la historia se acabó, y cuando él me dijo "ya está" me faltó pegar un salto y darle un abrazo porque el miedo había desaparecido ese rato; en otra ocasión, la enfermera me contaba que el cirujano era tan guapo que lo quería de novio para su hija de 24 años, que estaba como un tren, y él se dejaba querer y nos reíamos; y ocurrió lo mismo, que todo pasó sin que pitara ningún sensor ni esas historias que nos ponen. Quirófanos rosa los hay. Pero negros, también. Menos, gracias a Dios. Ahora toca olvidarlos. Ahora toca vivir y disfrutar de seguir siendo una gran afortunada, capaz de sobrevivir a un doble trasplante y a una operación de corazón. Pero hay que contarlo. Los estudios esos que salen en prensa sobre las conclusiones que sacan unos que saben no tienen sentido si los que estamos en el ajo no contamos desde nuestra perspectiva de lo que allí pasa. Por eso estamos pidiendo que las asociaciones tengan un sitio en los hospitales, para poder poner en valor lo que sentimos mientras tanto. Seguro que algún día los quirófanos negros desaparecen, esos donde ronda lo oscuro en forma de enfados, egos revoloteando por encima de la vida del paciente que no dice nada porque la anestesia le calla, o donde el miedo es el que manda a todos: a los del bisturí y a los que le rodean.

Sí, son necesarios médicos como el Dr. Mayol para contarlo, y con la sinergia de la red envalentonarnos el resto para eliminar lo negro. Si no, anda que íbamos a escribir de los mismos que nos operarán en el futuro...
Beatriz González Villegas.

Surgeons’ Civility in Operating Room Benefits Patients, Reduces Costs

Released: 7/14/2011 1:00 PM EDT
Embargo expired: 7/18/2011 4:00 PM EDT
Source: Cedars-Sinai Medical Center

EMBARGO LIFTS JULY 18, 3PM Central Daylight Time (4PM EDT)
Newswise — LOS ANGELES – July 18, 2011 -- A surgeon’s behavior in the operating room affects patient outcomes, healthcare costs, medical errors and patient- and staff-satisfaction, says a commentary in the July issue of Archives of Surgery.
In an increasingly rude society where it is rare for a stranger to give up a bus seat to a senior citizen and expletives have become all-too common in daily conversation, the lack of civility has degraded all aspects of life, even the surgical suite, says the article’s primary author, Andrew S. Klein, MD, MBA, a prominent liver surgeon and the director of the Cedars-Sinai Comprehensive Transplant Center.
“Often, surgeons get hired on the basis of their knowledge, training and technical accomplishments,” says Klein, the Esther and Mark Schulman Chair in Surgery and Transplantation Medicine. “But operating rooms are social environments where everyone must work together for the patients’ benefit. When a surgeon, who is in the position of power, is rude and belittlies the rest of the staff, it affects everything.”
Klein and co-author Pier M. Forni, PhD, cite numerous studies to demonstrate the links between rudeness in healthcare and how it affects patient care:
• A study of 300 operations in which surgeons were ranked for their behavior shows a correlation between civility in the operating room and fewer post-operative deaths and complications.
• Because co-workers tend to want to avoid a doctor who belittles them, 75 percent of hospital pharmacists and nurses say they try to avoid difficult physicians, even if they have a question about the doctors’ medication orders.
• Hospitals with high nursing turnover generally have increased medical errors and poorer clinical outcomes. Klein and Forni suggest high turnover should be expected when a one survey reports more than two-thirds of nurses assert that physicians verbally abuse them at least once every three months.
During operations, surgeons cannot seek consensus on whether to employ staples or sutures. But it is bad medicine for them, for example, to berate a technician for wrongly handing them a clip if they, instead, have asked for a clamp, says Klein. Further, he states, once surgeons leave the operating room, they must understand the importance of relinquishing authority. By empowering others to lead, surgeons gain immeasurable respect among peers and subordinates; they create a culture of loyalty that surpasses what can be achieved via the strict, top-down management style that can be the typical persona of surgeons, Klein says.
Forni, founder of the Johns Hopkins Civility Project at Johns Hopkins University in Baltimore, says two elements conspire to promote incivility – stress and anonymity. While surgery, by nature, is a stressful discipline, if surgeons took the time to know their co-workers better, it would help establish a positive workplace culture, he says. That, he adds, translates into better patient care and outcomes, as well as higher job satisfaction for colleagues.
When people, especially team leaders, act rudely, Fomi says, “the stress response is activated, blood pressure increases and the body’s immune system is weakened, Studies show that incivility in the surgical workplace is associated with increased staff sick days and decreased nursing retention, both of which are associated with increased medication errors.”
The steps to create a culture of civility in operating theaters must start early in surgeons’ formative years, Klein says. Personal attributes pinpointed to pick young physicians for highly competitive training programs and methods used to train surgeons establish an enduring foundation for their interpersonal behavior for the rest of their careers. The challenge for medical mentors of the next generation of surgeons is how to nurture important traits in their charges of ego strength, confidence, focus, work ethic and dedication -- without abandoning the practitioners’ commitment to civil behavior. “We should place increased emphasis on nontechnical skills such as leadership, communication and situational awareness and teamwork,” Klein says.
These high personal attributes also should be applied to senior surgeons seeking advanced academic appointments, says Klein, who lectures often on civility in the medical and surgical workplace. Too often, hospital leaders hire based on surgeons’ clinical volume or grant funding with little or no recognition of their interpersonal skills, he said. “The temptation to ignore warning signs that a surgeon will not play well in the sandbox with peers and co-workers is seductive when large clinical practices and NIH funding are at stake,” Klein said.

Las mil charlas del doctor Pérez. En ABC.


Columnas / no ni ná



Día 02/07/2011 - 21.09h
El doctor Pérez es de esas personas cuya mejor tarjeta de presentación es el brillo de los ojos de cuantos hablan de él. Un brillo emocionado y contagiado de su entrega y dedicación a la causa de las donaciones y trasplantes. José Pérez sabe como pocos conjugar el verbo sufrir porque conoce el vacío de las despedidas improvisadas que nos da la vida y nos trae la muerte; trabaja en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Virgen del Rocío. Allí ha visto partir a muchos sin poder cerrar el equipaje. Emergencia cero, creo que le llaman a ese momento en el que el reloj le echa el pulso al azar para encontrar un corazón, un hígado, un riñón... Por eso el doctor José Pérez Bernal decidió implicarse en la Coordinación de Trasplantes, para ofrecer su tiempo a generar el tiempo necesario para salvar vidas, un tiempo extraordinario que comienza en ese instante de dar el «sí» que como un rayo ilumina una donación en la mayor oscuridad de la desazón humana, cuando nos enfrentamos a la muerte de un ser querido.
Pérez Bernal no es un burócrata. Cumplió en los trabajos de Hércules de la Coordinación de Trasplantes con la cabecera de las camas de la UCI. Después aceptó quedarse como adjunto a la Coordinación, pero no como jarrón chino sino como el primer bracero para sembrar el mensaje, dando charlas en asociaciones, colegios, institutos... por lejos que estuviera el pueblo y complicado fuera el escenario. La última vez que hablé con él ya llevaba novecientas cincuenta conferencias. Hace unos meses le han invitado a dejarlo.
Mucho antes, el doctor Pérez Bernal, cuyas dotes de comunicación son tan buena noticia en ese espacio público donde todo te invita a caer en el silencio de los funcionarios, vio el filón de las hermandades y cofradías para proyectar el mensaje. Y fue por iglesias, capillas, santuarios y casas de hermandad encendiendo cirios en recuerdo a los héroes anónimos que hacen posible que la gestión de los trasplantes en España sea modélica para el resto del mundo. Y me da que eso de los cirios y los cofrades no gustó tanto a quienes ya recelaban del protagonismo de Pérez Bernal. El «doctor de los trasplantes» había conseguido ser popular y querido y eso, mientras no se descubra la vacuna de la envidia es, en este país de tontos, una tragedia. Por eso, posiblemente haya dejado la coordinación de trasplantes sin el homenaje que merece de la sanidad andaluza a la que sirve y a la que siempre llevó por delante. A pesar de todo, estoy convencido de que Pepe Pérez Bernal superará el millar de charlas y seguirá convenciendo allí donde llegue su sonrisa.
Ayer, cuando iba a sacar la tarjeta de crédito para pagar, la confundí con la tarjeta de donante que el doctor Pérez Bernal me entregó un día y que desde entonces llevo en la cartera. ¿Se le podrá pagar tanta devoción hacia su trabajo? Yo no olvido aquel compromiso, como no olvido el brillo de los ojos de tantos trasplantados y de tantos familiares de donantes a los que él supo explicar el milagro de la vida y la verdadera dimensión de la palabra «gracias», cuyo universo le han donado para siempre como mejor pago a su forma de ser.
 http://www.abcdesevilla.es/20110703/opinion-columnas/sevi-charlas-doctor-perez-201107022009.html